La mortalidad aumenta luego de eventos de El Niño, pudiendo retrasar o incluso
impedir la recuperación de las poblaciones. El estudio, realizado por un
equipo de científicos nacionales e internacionales, fue publicado en la
prestigiosa revista científica Science Advances.
Analizando cinco décadas de datos de foto-identificación de ballenas francas
australes de Península Valdés y aplicando modelos de “captura-recaptura”,
donde las “capturas y recapturas” son las fotografías de cada ballena,
investigadores del Instituto de Conservación de Ballenas, Ocean Alliance y un
equipo internacional de colaboradores describieron por primera vez el efecto
del cambio climático sobre la supervivencia de las hembras de la especie.
Los datos llevan a una conclusión preocupante: la mortalidad de las hembras
aumenta luego de eventos de El Niño, y esto puede retrasar o incluso impedir
la recuperación de las poblaciones.
Datos Destacados
- Base de datos de más de 4,000 individuos conocidos foto identificados en Península Valdés.
- Para estimar la supervivencia, se utiliza las historias de vida de 1380 ballenas hembras.
- En años neutros o de La Niña, la supervivencia registrada fue de 0.99 lo que representa una tasa de mortalidad anual de la población de 1%. En los años de El Niño fuerte, como los del 1997-98 y 2015-16, se registró una tasa de mortalidad de entre 4% y 5%, es decir a una mortalidad de 4 a 5 veces mayor que las registradas para años neutros o de La Niña.
- Considerando los efectos del cambio climático en los últimos 50 años, el análisis de los datos del catálogo indica que la abundancia actual de la población sería de cerca de 5500 individuos.
- Con un crecimiento de 6.5% anual, que es el valor del crecimiento poblacional sin considerar los efectos del cambio climático, la población podría alcanzar cerca de los 30.000 individuos en el 2070, valor aproximado de la población antes de la cacería comercial.
- Sin embargo, considerando el efecto del cambio climático, la población crecería a una tasa de 2.6%, a un ritmo más lento, y en consecuencia no llegaría a recuperarse a sus valores históricos en los próximos 100 años.
- El escenario más pesimista de cambio climático predice una abundancia de menos de 15 mil ballenas para 2100.
Los eventos de la oscilación de El Niño provocan un incremento en la
temperatura superficial del mar que reduce la abundancia del krill, una de
las presas de las ballenas en sus zonas de alimentación en el Atlántico sur.
Luego de intensos eventos de El Niño, un alto porcentaje de hembras
identificadas no volvieron a ser vistas en sus áreas de cría.
Los autores del estudio proponen que las hembras reproductivas, luego de un
año de gestación seguido de otro año de lactancia, serían las más
vulnerables frente a la menor disponibilidad de krill. El hallazgo de la
relación entre El Niño y la supervivencia de las hembras permitió a los
investigadores proyectar el futuro de la población en diferentes escenarios
posibles de cambio climático.
Avioneta sobrevolando a una ballena franca durante relevamiento
de foto-identificación. Mariano Sironi - ICB |
El estudio fue liderado por la bióloga Macarena Agrelo, investigadora del
ICB y estudiante de doctorado del Programa de posgrado en Ecología de la
Universidad Federal de Santa Catarina en Brasil, y contó con la colaboración
de investigadores de Argentina, Brasil, Reino Unido y Estados Unidos. Fue
realizado en el marco de su tesis doctoral y publicado recientemente en la
reconocida revista Science Advances.
Agrelo explica que
“las amenazas que las ballenas enfrentan pueden afectar su supervivencia,
y en consecuencia su recuperación poblacional. Identificar estas amenazas
y sus efectos nos permite proyectar el futuro de la población en
diferentes escenarios de conservación y manejo.”
Las ballenas, los bosques del océano
Las ballenas juegan un rol fundamental en el ecosistema marino. Al migrar
desde las áreas de alimentación, ricas en nutrientes, a las áreas de
reproducción como Península Valdés, actúan como fertilizadoras de los
océanos a través de los nutrientes que aportan con sus heces, promoviendo la
biodiversidad.
Por ello, Agrelo destaca que
“este estudio revela la importancia de considerar el efecto que el cambio
climático tiene sobre las poblaciones de ballenas. Además, refuerza la
idea de que, en vista de un escenario futuro de calentamiento global más
intenso, un atraso en la recuperación de las poblaciones de ballenas puede
tener un gran impacto sobre las otras especies que forman parte de la red
trófica del Océano Austral.”
El Dr. Mariano Sironi, Director Científico del ICB y coautor de la
publicación, sostiene que
“con su gran biomasa y vida longeva, las ballenas contribuyen a mitigar
el cambio climático al incorporar miles de toneladas de carbono en sus
inmensos cuerpos. Paradójicamente, las ballenas sustentan a la población
de krill de la que ellas mismas se alimentan y mantienen sanas y
productivas a las redes tróficas del océano.”
A través de sus heces, las ballenas aportan nutrientes fertilizando el océano. Foto: Nicolás Lewin - ICB |
Foto identificando ballenas para protegerlas
La Prof. Victoria Rowntree, Directora del Programa Ballena Franca de Ocean
Alliance y coautora del estudio, concluye diciendo que
“los resultados refuerzan la gran importancia de una base de datos de
foto-identificación individual continua y a largo plazo. Contar con esta
base de datos de Argentina nos da una oportunidad única de entender mejor
la dinámica poblacional y evaluar los impactos del cambio climático sobre
las poblaciones de ballenas a nivel mundial.”
Fuente y fotos: Prensa Instituto de Conservación de Ballenas
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