El Mes del Compostaje es una campaña de educación ambiental descentralizada que se desarrolla desde el Día del Agua, 22 de marzo, al Día de la Tierra, 22 de abril.
Es un tiempo para celebrar que la vida orgánica cicla, que gestionar los residuos orgánicos es muy simple y que cualquier persona puede hacerlo. Al hacerlo, nos ocupamos del 50 por ciento de nuestros residuos, dejamos a los reciclables y reutilizables limpios y obtenemos como resultado abono para la Tierra. Macetas, canteros y huertas fertilizados ecológicamente.
En Argentina se calcula que las personas generamos 1 kilo de residuos por día y que la mitad son orgánicos.
"Demasiadas personas no lo saben, no conocen cómo pueden realizar esta tarea tan simple. Por eso, salimos a su encuentro y a compartirles las diversas maneras en que pueden hacerlo en sus casas, aunque sea en departamentos sin espacio al aire libre", explican los organizadores de 'Mes del Compostaje'.
"Y también nos reunimos con municipios, con organizaciones de la sociedad civil, instituciones educativas y organismos gubernamentales, para generar soluciones colectivas, para generar políticas públicas e incentivar a la separación en origen de los residuos (organizarlos ahí mismo donde se generan)", aseguran desde la campaña global.
"Esto significa la reducción del transporte hacia basurales, reduciendo el consumo de combustibles, y al disminuir el material orgánico que va a los rellenos sanitarios, evitamos que la basura se pudra", detallaron.
También participan de la iniciativa investigadores del CONICET, del INTA e INTI, que suman su saber en relación al compostaje agropecuario, industrial, de lodos cloacales (el resultado del tratamiento de las aguas grises) y forestal.
Todos los días hay talleres para principiantes en el perfil de Instagram del 'Mes del Compostaje' y se organizan tres mesas para profundizar en la cultura regenerativa: Compostaje, reciclaje, producción y consumo, sobre el suelo y un seminario para municipios.
Compostar organizadamente propone todas estas soluciones:
- Reducir para luego extinguir los basurales. Al retirar la materia orgánica de los residuos, todo el resto es reciclable o debería ser reutilizado por otras industrias.
- Crear abonos orgánicos, para huertas, macetas, incluso para la regeneración de suelos degradados.
- Reducir los gases de efecto invernadero. Al compostar en casa se evita que la materia orgánica viaje hasta la disposición final. Kilómetros y kilómetros recorridos por camiones, y la reducción de la putrefacción en los basurales, que también liberan gases de efecto invernadero, y atraen vectores de enfermedades.
- Recuperar lo que es alimento y se está tirando, y compostar lo que es residuo.
- Entrar en contacto con la Tierra. El 93 por ciento de la población argentina vive en zonas urbanas y no tenemos la costumbre de tocar la tierra con nuestras manos. Aprender a compostar te lleva a ese encuentro. Te devuelve un poco a la Pachamama, te transforma en un agente regenerativo de la Vida.
- Comprender la importancia de los insectos, de las bacterias y los hongos, aliados indispensables en la trama de la vida. Reconciliarnos con los bichos.
- Conocer la vida de los microorganismos también nos hace reflexionar sobre nuestra propia existencia.
- Ocuparnos del compostaje con seriedad puede ser el nacimiento de una nueva industria sana, verde. Una industria y un sector esencial de los procesos productivos, domésticos y comunitarios.
- Desarrollar estudios, incentivar la investigación, desarrollar una nueva cultura, una costumbre colectiva.
La iniciativa ya cuenta con más de 250 adhesiones. Personas y organizaciones de toda Latinoamérica. 29 municipios argentinos. 27 ONGs. 60 profesionales del compostaje. 20 empresas y cooperativas.
Fuente y fotos: Prensa Mes del Compostaje
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