Uno de los grandes problemas ambientales es la contaminación del aire, reflejado en las consecuencias que tiene el transporte, en las emisiones y los gases de efecto invernadero; consecuencias que recae en la industria y otros sectores, todos fenómenos principalmente vinculado a las ciudades.
Justamente, en las ciudades aparece la importancia de contar con espacios verdes para mitigar esta contaminación. Jardines, plazoletas, plazas, parques y reservas urbanas son todos ejemplos de lo que es un espacio verde que, a su vez, son también lugares purificadores del aire, incluso capaces de reducir las emisiones de dióxido de carbono, monóxido de carbono e hidrocarburo, todos contaminantes que afectan el aire.
Tal es su importancia que la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece un mínimo de metros cuadrados de espacios verdes por habitante: entre 9 y 15 m2.
Un ejemplo de espacios verdes es el Lago de Regatas, también conocido como los bosques de Palermo, que forma parte del Parque Tres de Febrero, el más grande que hay dentro de la ciudad de Buenos Aires.
Un informe del programa de TV Ambiente y Medio reveló que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se calcula que hay, entre la Reserva Ecológica Costanera Sur, el Parque Tres de Febrero -además de otros parques y plazas-, alrededor de entre 4 y 5m2 de espacios verdes por habitante, lo cual no cumple con los valores mínimos establecidos por la OMS.
Esto también contando los espacios privados que, más allá que no se permita el acceso gratuito, funcionan como corredores biológicos principalmente para plantas, árboles y otras especies de animales.
La Organización Mundial de la Salud, además de los valores guía por metro cuadrado, establece como obligatorio un estándar mínimo de un parque de 0.5 hectáreas a 300m de cada ciudadano, esto no sólo no se cumple sino que también muestra una clara desigualdad en la distribución de los espacios verdes, al menos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Por ejemplo, Palermo (Comuna 14) tiene 13,8m2 por habitante mientras que la Comuna 5 (Almagro/Boedo) tiene tan solo 20 cm2 de espacio verde. Por su parte, la Comuna 8 (Villa Soldati, Villa Riachuelo y Villa Lugano) posee 13,2m2; la Comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) cuenta con 18,5m2, la mayor de la ciudad; y la Comuna 3 (San Cristóbal y Balvanera) 0,4m2. Con el agregado que el 20% de esas familias que están en Almagro y Boedo viven en departamentos, lo cual la lógica indicaría que necesitan más espacios verdes que nadie.
Carlos Fernández Balboa, de la Fundación Vida Silvestre, explicó: "La situación de espacios verdes en Buenos Aires es, como muchas otras ciudades en Argentina, un poco crítica en términos de cantidad de espacio que necesitamos para tener una calidad de vida adecuada y para poder vivir en una ciudad interesante en cuanto a espacios verdes, que no solamente tienen que ver con la naturaleza sino también con la salud, los sistemas de lluvia, los sistemas riesgo, etc".
"Tener espacios verdes no implica solamente una cuestión estética o una cuestión simplemente ambiental, sino que abarca otros factores que tienen que ver con nuestra calidad de vida. No estamos aprovechando los pocos espacios verdes que nos quedan, y los que quedan los estamos desfigurando en pro de alguna situación que tiene que ver más con un interés inmobiliario o con un interés que no hace ninguna mirada concreta que tenga que ver con jerarquizar lo verde. Es decir, aprovechar al máximo todo lo que tenemos, no necesariamente creando nuevos espacios sino pensando en aquellos que tenemos y pueden ser recreados como espacios verdes que generen calidad de vida para los habitantes de la ciudad", sostuvo Fernández Balboa.
Hay ejemplos de modelos a seguir en todo el mundo. Viena, por ejemplo, la capital de Austria tiene 120 m2 por persona. Madrid y Nueva York con 16 m2 por habitante superan a CABA por casi cuatro veces, Montevideo con sus 12 a 13 m2 tiene casi el doble de metros cuadrados de espacios verdes que Buenos Aires.
Curitiba, la principal ciudad del sur de Brasil, también es un ejemplo de esto. Hace 30 años, el político y arquitecto Jaime Lerner hizo preparar a la ciudad para el Siglo XXI mediante una planificación urbana basada en el desarrollo sostenible. Los resultados fueron y son excelentes: 52 m2 de espacios verdes por habitante.
También tenemos buenos ejemplos en el interior de nuestro país: Córdoba, por ejemplo, con una extensión de 600 km2 de espacios verdes y 1 millón 300 mil habitantes está un poco mejor que Buenos Aires, pero no llega a cumplir lo estipulado por la OMS con 8 m2 por habitante cuando el mínimo es 9.
Mendoza, que también es un caso llamativo, tiene en su capital aproximadamente 29 m2 de espacios verdes por habitante mientras que el resto de la provincia -el Gran Mendoza- cuenta con tan solo 5 a 6 m2 por habitante. Es decir, también se ve una clara desigualdad en la distribución de los espacios verdes.
La ciudad de Rosario, paradójicamente a lo que está ocurriendo en el Delta del Paraná, tiene casi el doble de metros cuadrados de espacios verdes por habitante que Buenos Aires. Pero esto no fue siempre así, porque a principios de 1990 tenía apenas 2,3 m2 por habitante y hoy tiene casi 12 m2 por habitante -casi 6 veces más-, convirtiéndola en una de las ciudades con más espacios verdes de Latinoamérica. Este crecimiento fue a través de un plan de recuperación del frente costero de la ciudad, el Plan Estratégico de Rosario.
"La planificación a largo plazo de las ciudades y cómo vamos a vivir en el futuro es clave, esencial para poder pensar cómo son estos espacios verdes y qué calidad de vida le vamos a dejar a las generaciones que siguen", agregó Carlos Fernández Balboa de la Fundación Vida Silvestre.
Volviendo a Buenos Aires, los números también marcan que el 12,4% de los porteños viven lejos de una plaza, situación que se complejiza si se cuenta también el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) donde ninguno de esos partidos cumple con los estándares estipulados por la OMS.
Texto y fotos: Damián Fanelli
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