Como es de público conocimiento, los incendios intencionales vienen sucediendo desde hace muchos años en el Delta del Paraná y tienen lugar en la zona enfrentada entre Santa Fe y Entre Ríos, pero también en las partes de Buenos Aires.
Un informe del programa televisivo Ambiente y Medio, que se emite los fines de semana por Canal 9 de Buenos Aires, sobre los actuales incendios reveló que en la Isla Talavera se registraron los primeros focos de incendio de los más de 3.000 que se han contabilizado en lo que va del año, lo que provocó que más de 250 km2 de terreno se vean afectados en una superficie equiparable a la ciudad de Santa Fe.
Todo esto provocó que ciudades como Villa Constitución, San Lorenzo y Rosario se vean afectadas por una cortina de humo y cenizas, con las complicaciones sanitarias que eso contrae. Ante esto, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación declaró la Emergencia Ambiental en toda esta zona, prohibiendo toda quema por 180 días. Algo muy difícil de monitorear y que encima los productores no lo están cumpliendo, así el problema es cada vez mayor.
¿Por qué suceden estos incendios? Son quemas intencionales por parte de los productores ganaderos para renovar pasturas. El Delta es un gran humedal con terrenos donde se genera un pastizal y material orgánico que, una vez seco, los productores deciden quemarlo para así 'ganar terreno' con el objetivo que el ganado pueda desarrollarse y también para plantar soja, actividad que no es característica de esta zona, lo cual hace que la situación sea doblemente peor.
En este caso particular, en Zárate los incendios fueron provocados con la intención de ahuyentar diferentes especies como carpinchos y nutrias para que dejen sus hogares y así cazarlos. Además, a causa de la gran sequía que se está viviendo, se convirtió en un incendio incontrolable que amenazó a la mismísima ciudad de Zárate.
La quema de pastizales es una práctica anual que sucede generalmente durante el invierno, sin embargo este año está ocurriendo antes, fuera de temporada, y esto se debe principalmente a una histórica bajante que está sufriendo el río Paraná desde 1971, que provoca también una extrema sequía en toda la zona del Delta en lo que va de 2020.
Esto, por supuesto, contribuye muchísimo a esta oleada de incendios. Al bajar el río, toda esa zona que queda descubierta se seca y deja también mucho material orgánico seco que los productores ven como un obstáculo a la hora de propagar las actividades ganaderas, por eso lo prenden fuego y continúa esta oleada de incendios.
Por si esto no fuera suficiente, cabe recordar el ejemplo de los incendios de 2008, los cuales tienen muchas coincidencias con lo que está ocurriendo en este momento. En aquel momento, el episodio generó muchísima conmoción social y política donde se dañaron más de 70 mil hectáreas de terreno provocando, por ejemplo, que los índices registrados de monóxido de carbono sean los más graves de la historia argentina.
En esa oportunidad, como ahora, los incendios se volvieron incontrolables debido también a una extrema sequía producto de una escasez de lluvias que primó durante una buena parte del año 2008. La nube de humo consecuente que generó esa quema llegó hasta Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires obligando a cerrar aeropuertos, llegando incluso hasta Montevideo, Uruguay.
Todo incendio, en líneas generales, presenta consecuencias para cualquier terreno donde se produce ese fuego, sin embargo no hay que olvidar que este lugar es un sistema único en el mundo.
El Delta es un humedal, un sistema natural complejo pero con funciones muy específicas que se puede asociar a una 'gran esponja' que retiene el agua cuando sobra y la libera cuando falta, siempre filtrándola de modo que sale mejor de lo que ingresa.
Los productores ganaderos con sus incendios amenazan este ecosistema prohibiéndole que brinden las propiedades que siempre brindaron: controlan inundaciones, suministran agua dulce, mantienen la biodiversidad, áreas de anidación de aves, etc; además de amenazarlo con transformarlo en otro ecosistema que no se sabe cómo va a ser pero que ambientalmente no va a ser bueno.
Hablar de esta problemática de incendios nos lleva directamente a hablar de sus consecuencias. Biodiversidad: montones de especies y de fauna silvestre que se ven obligados a abandonar sus hogares, madrigueras, cuevas, nidos, etc, por el fuego y que en el mejor de los casos logran escapar, y en el peor se ven atrapados por el mismo fuego.
En cuanto a la flora, bosques enteros de ceibos, espinillos, laureles tardarán años en recuperarse. Y justamente, la falta de vegetación provocan que en el lugar las temperaturas suban muchísimo. Por último, una contribución a la crisis climática: toda quema genera gases, en este caso monóxido de carbono, que contribuye al efecto invernadero.
Estos incendios ocurrieron -y ocurren-, durante la cuarentena, mientra la sociedad debía quedarse en sus casas los productores ganaderos prendían fuego los pastizales para expandir la frontera agrícola. En pandemia, hablar de las consecuencias en salud que esto trae parecería innecesario: problemas respiratorios, problemas en la piel, problemas en los ojos, etc. Se trata de un problema que debe frenarse porque sino será irreversible.
Laura Prol, de la organización Taller Ecologista de Rosario, comentó: "Las consecuencias en la salud y ambientales en los incendios del Delta del Paraná son múltiples y afectan tanto a las poblaciones isleñas, a las poblaciones de las ciudades costeras y a los ecosistemas del Delta".
"En las ciudades costeras, el humo y las cenizas en reiteradas ocasiones invadió el aire, afectando sobre todo el sistema respiratorio, aún más las personas con enfermedades crónicas, y también provocó la disminución de la visibilidad -sobre todo en determinadas horas del día-. Esta situación, que también padecen los pobladores del Delta, además se le suma la destrucción de viviendas, que fueron alcanzadas por el fuego", sostuvo Prol.
"Lo importante a tener en cuenta que en un contexto de pandemia, estas situaciones intensifican aún más la vulnerabilidad de los pobladores de las ciudades costeras y de las islas", explicó la integrante de una de las organizaciones ambientalistas muy comprometidas con esta causa.
Por su parte, Romina Araguas, abogada especializada en derecho ambiental e integrante de la Asociación Civil 'El Paraná no se toca' de Rosario explicó: "Nosotros estamos viendo desde hace muchos años que corresponde a un patrón desde que la ganadería se ha trasladado al humedal en busca de espacios, por la expansión de la frontera agrícola".
"Esto, casualmente, está reflejado en el Plan Integral y Estratégico para la Conservación y el Aprovechamiento Sostenible de la región del Delta del Paraná (PIECAS). Ya se venía observando esta situación y tiene que ver con el estudio que se hizo del aumento de la ganadería", comentó Araguas en el programa Ambiente y Medio.
"El PIECAS es un plan que se había realizado entre 2010 y 2014 luego de haber padecido en 2008 una situación similar a la que vivimos ahora, de grandes focos de incendio en las Islas, donde el humo incluso llegó a la ciudad de Buenos Aires. Este plan nunca se financió, no se llegaron a constituir las autoridades y el plan fue desfinanciado. Desde 2014 y hasta la actualidad el PIECAS no estuvo vigente", reveló la abogada y ambientalista.
"Con la llegada del nuevo gobierno se comenzó a hablar nuevamente del PIECAS y después de estas quemas que venimos sufriendo, creemos necesario que se ponga en práctica porque es un plan interregional, consensuado con organizaciones y científicos que participaron en su modo de gestión para toda el área del Delta del Paraná. Inclusive este plan tenía una forma de mitigar este fuego de modo interregional para no responsabilizar solamente, como pasó ahora, a la provincia de Entre Ríos. Necesitamos que este plan se aplique, se gestione y se financie de una buena vez", agregó.
"Tenemos un fallo judicial de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el Fallo Majul, que habla de la importancia de los humedales, sobre todo del agua, y la importancia de que sean reconocidos. Los terraplenes matan el humedal que es necesario para la vida. También la caza furtiva, los humedales son tierra de nadie y es necesario que le demos una protección", aseguró Araguas.
Respecto a la sanción e implementación de Presupuestos Mínimos para la Protección de Humedales, la integrante de 'El Paraná no se toca' expresó: "Desgraciadamente los lobbys que hay alrededor de la Ley de Humedales son muchos y hay muchos intereses sobre los humedales de toda la Argentina, tanto mineros como urbanísticos, ganaderos, etc. Esta ley de Presupuestos Mínimos es súper necesario para la organización, para el planteo de las regiones y esclarecer normas y controles".
"Nosotros realizamos una denuncia particular en el mes de Marzo, recién iniciado el año ya se empezaron a dar las situaciones de quemas y veíamos que durante el invierno se iban a agravar", recordó Romina Araguas sobre la denuncia penal realizada en el Juzgado Provincial de Victoria.
"Cuando ya la situación se vio agravada porque el humo de las quemas llegó a la ciudad de Rosario, la intendencia de Rosario realizó una denuncia en el Tribunal Federal de la ciudad de Paraná que tiene competencia en esta zona. A esta denuncia se unieron también la gobernación de Entre Ríos y el Ministerio de Ambiente de la Nación", finalizó la abogada.
Cabe señalar que no solo se produjeron quemas intencionales en las islas del Delta del Paraná, sino también en distintas áreas naturales de Buenos Aires como la Reserva Natural de Ciudad Evita, Reserva de Biosfera 'Parque Pereyra Iraola', Reserva Natural Provincial Santa Catalina y la Reserva Natural de Laferrere. En estos casos, las acciones al parecer se deben a la especulación inmobiliaria.
Texto: Damián Fanelli
Fuente: Ambiente y Medio
Fotos Instagram: @elparananosetoca, @genocidio.humedales, @multisectorialhumedales
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